Tristeza Tristeza

La tristeza penetraba las fisuras de su cuerpo. ¡Como ardía sentirla adentrarse en la carne! Dejando una estela negra en la sangre nueva avanzaba buscando el corazón (todos sabemos que ese es el último refugio del amor). Frenética tristeza, perdida en las vísceras de su víctima, carcomiendolo todo, hasta la mierda. Pero era un huésped furtivo y silencioso, tan tenaz era la tristeza que finalmente encontró su rumbo.

- No hubo caso.
- ¿Pero como puede ser?, solo tiene 14 años.
- Es que tenía un corazón muy grande.- concluyó el doctor.

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