Aljibe

Para mi Lola

Allí, en la cima del pozo,
en el último grano de polvo
en donde se estrella la caída solitaria
contra el fondo negro de las gargantas,
en donde se pierde el globo en la noche calurosa
y se dan vuelta los pellejos como cáscaras marchitas
había luz.

Bebí hasta la última gota y nunca más.

31/03/2010

(Esta es la primera imagen que aparece si ponés "Hombre feliz" en
Google Imágenes.)

Será feliz pero se le va a complicar levantarse de esa alfombra.

A mi dejame como estoy, gracias.
"Juro que un día vi a un hombre ser feliz". Djavan

Real Academia Española


hipocresía
.

(Del gr. ὑποκρισία).


1.
f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.


Mi definición de hipocresía es un tanto diferente:


Anu
. f. Ocultamiento de las formas del presente perfecto a merced de los pasados pisados y los futuros inútiles; los propios y los del quédirán.



(Esto ha sido escrito por una persona cuyos huevos se encontraban demasiado cerca del gato).


Urubú

Me perdí en la espuma verde del día
en la joroba frondosa de la tierra
custodiada por ángeles de carroña
que beben del mar y comen de él.

¡Oh Morro del Urubú! me haces falta
me hacen falta los ruidos de tus tripas de madera
crujiendo en la noche agridulce abandonada
a los caprichos de la magia y a las dunas quinceañeras.

Morro, un Dios desnudo a la vista de todos.

Y a las alas mi amor
más terrestre
mis sueños
para ellas mi voz
mi tonta finitud
alas alas alas
manos de aire
aliento del cielo
vientos mudos
de Guarda do Umbaú.

8/3/2010

Sin sentido


Cuando te veo de espaldas no puedo ver tu nariz. Esto no quiere decir que no tengas nariz, sino simplemente que mis ojos no pueden dar con tu nariz.


Cuando me das la espalda no puedes verme a mí. Esto no quiere decir que yo no exista o que no me sientas. Simplemente quiere decir que tus ojos están clavados en otro punto donde yo no existo (o si?). Por ejemplo un lunar en una nuca, o una gota de agua tatuada en esta espalda que te da la cara. Pero yo sí existo, como tu nariz, como la gota ó los alienígenas, al menos en una de las realidades posibles.


Claro. Hay probabilidades improbables e imposibilidades posibles. Dentro de este mazo de certezas que los 5 sentiditos se reparten entre el humo, el alcohol y la somnolencia hay cartas que no salen mucho. Si me dijeras de espaldas que a la cuenta de tres girarías, yo esperaría ansioso detrás tuyo para conocer cara a cara a esa nariz que debía de existir, sí ó sí. Pero si giraras primera la cabeza, bella, sobre tu hombro izquierdo para revelarme finalmente tu rostro, y éste, para mi sorpresa se encontrara des - narizado yo ya no sabría que pensar sobre la ceguera.


Suposiciones, realidades, verdad. Ojos en relación de dependencia. Oídos que le arrancarían una risa al perro mas sordo del mundo. Lengua vulgar y corta, deditos que no sirven para trepar por las paredes. Y como si esto fuera poco, una nariz que ni siquiera existe.

5/3/2010

Pida la palabra, pero tenga cuidado.


Cuando el catedrático doc­tor Lastra tomó la palabra, ésta le zampó un mordisco de los que te dejan la mano hecha moco. Al igual que más de cuatro, el doctor Lastra no sabía que para tomar la palabra hay que estar bien seguro de sujetarla por la piel del pescue­zo si, por ejemplo, se trata de la palabra ola, pero que a queja hay que tomarla por las patas, mientras qué asa exige pasar delicadamente los dedos por debajo como cuando se blande una tostada antes de untarle la manteca con vivaz ajetreo.

¿Qué diremos de ajetreo? Que se requieren las dos manos una por arriba y otra por abajo, ¿cono quien sostiene a un bebé de pocos días, a fin de evitar las vehementes sacudidas a que ambos son proclives. ¿Y procli­ve, ya que estamos? Se la agarra por arriba como a un rabanito, pero con todos los dedos porque es pesadísima. ¿Y pesadísima?

De abajo, como quien empuja una matraca. ¿Y matraca? Por. arriba, como una balanza de,feria. Yo creo que ahora usted puede seguir adelante, doctor Lastra.

Julio Cortázar.