en la joroba frondosa de la tierra
custodiada por ángeles de carroña
que beben del mar y comen de él.
¡Oh Morro del Urubú! me haces falta
me hacen falta los ruidos de tus tripas de madera
crujiendo en la noche agridulce abandonada
a los caprichos de la magia y a las dunas quinceañeras.
Morro, un Dios desnudo a la vista de todos.
Y a las alas mi amor
más terrestre
mis sueños
para ellas mi voz
mi tonta finitud
alas alas alas
manos de aire
aliento del cielo
vientos mudos
de Guarda do Umbaú.
8/3/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario