el sol en la cara
el calorcito que nos lleva
en silencio entre el polvo.
Las nubes lucen dulces
pechos maternales de azufre
coloridas, sin preguntas
amamantando a aquel que sufre.
No hay camino al cielo
aquí están el aire y el agua
rompiendo el vidrio de los frascos
para soltar los sueños celestes.
Morir debiera ser tan dulce
tan obvio como el amor.
Vivir es volar desnudo
para mancharse el pelo
con el color del cielo de turno.
Pero como cuesta ultimamente
llegar a viejo.
27/03/2008
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