Las tardecitas de Buenos Aires tiene ese "que sé yo", ¿viste?.
Salís de tu casa, por Arenales; lo de siempre, en la calle y en vos...
Cuando de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo...
Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizón en el viaje a venus:
medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel y una banderita de taxi libre levantada en cada mano.
¡Té reís...! Pero sólo vos me ves, porque los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes y las naranjas del frutero de esquina me tiran azahares...
¡Vení...! Que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita y te digo:
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao.. ¿No ves que va la luna rodando por Callao, que un coro de astronautas y niños, con un vals, me bailan alrededor? ¡Bailá, vení! ¡Volá!
Yo sé que estoy piantao, piantao, piantao... Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión, y a vos te vi tan triste...¡Vení, volá! ¡Sentí! ¡Loco, loco, loco...!
Cuando anochezca en tu porteña soledad, por la ribera de tu sábana vendré con un poema y un trombón a desvelarte el corazón.
¡Loco, loco, loco..! Como un acróbata demente saltaré sobre el abismo de tu escote, hasta sentir que enloquecí tu corazón de libertad. ¡Ya vas a ver!
Salgamos a volar, querida mía; subite a mi ilusión supersport
Salgamos a volar, querida mía; subite a mi ilusión supersport
y vamos a correr por las cornisas con una golondrina en el motor,
De Vieytes nos aplauden: ¡viva, viva! los locos que inventaron el amor,
y un ángel y un soldado y una niña nos dan un valsecito bailador...
Nos sale a saludar la gente linda; y un loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!, provoco campanarios con la risa y al fin te miro y canto a media voz:
Quereme así piantao, piantao, piantao... Abrite los amores, que vamos a intentar la mágica locura total de revivir... ¡Vení, volá! ¡Vení! ¡Tralalalarará....!
¡Viva, viva, viva...! ¡Loca ella y loco yo..! ¡Locos, locos, locos...! ¡Loca ella u loco yo...!
Horacio Ferrer
1969
1 comentario:
Un poema para siempre.
Gracias por el surrealismo del arrabal Ferrer.
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