Flor

Esta es la breve historia del ogro que para no morir de inanición arrancaba con sus dientes las flores del Paraíso. La vida de esos jardines ahora estaba extinta, y el ogro recostado sobre el tronco de un palo borracho eructaba con olor a jazmín y una sonrisa de satisfacción. El paraíso lucía como un bosque arrancado de raíz. El ogro, una vez acabada su digestión, no soportó la culpa de ver el cuadro de su matanza y optó por ahorcarse con sus propias venas del árbol que respaldo le dió.
Y así lo hizo, pero como la naturaleza es sabia y justa sin juicios, hizo crecer de sus ojos una orquídea de cada color.

1 comentario:

Martin T dijo...

muy inspirador, de verdad.