Estado de Ser

Con esta corazonada en la boca
y el sol amaneciendo por primera vez
salgo a la vida a enfrentarla
sin miedo, mirarle los ojos de recién nacida
aún sollozando
mirarla para besarla para mirarla más de cerca
y así poder ver, que nada nos separa,
que siempre fuimos dos viviendo
dos respirando flores del mismo limonero
escuchando campanas en la noche ajena,
peinados por el peine de la sal y del viento
sabiendo que esta oreja ya escuchó la risa
avanzando sobe las aguas pacientes del mar
ya hemos oído el llamado dulce, irresistiblemente dulce
llamando a mis manos desde un punto celeste
una cúpula en el cielo boreal

Este cuerpo menos que mi cuerpo
recostado en las orillas de un parche de cuero
tambor de tierra, resecado sin riego de piedad ó llanto
mi cuerpo entregado al sol verdugo, ojo de braza
a los mediodías pausados
bajo el grito del fuego ajusticiador
recibiendo cada golpe furioso
como un oleaje de cólera en el lomo,
cuero con cuero
parche en el parche
tambor contra corazón
corazón tambor latiendo,
resultando en palabra pesada como un ancla
en la punta de esta lengua moribunda.

BLUM BLUM BLUM
ahora en silencio

Se abre en agujero
se rompe la tensión del cuero
un círculo armado de vació y de paz
en un mundo de piel sin horizontes

Pero ahí vienen llegando aladas, Diosas
las gaviotas de gala, de azules, del único mar que queda
me toman sin tocarme me llevan
al ras del mundo como lo hacen las mañanas
hasta allí, allí donde el fuego se convierte en esperanza
en vigilia soñada, en Alegría con ganas de ser niña

Ellas abren sus bocas mudas y mi cuerpo cae
en cada nube un violín tibio
un coro de colores
un olor a lluvia, a helecho nuevo
y yo caigo como volando
hacia el hueco en el parche de cuero
el viento que se escurre entre los brazos
como la mirada de abuela atraviesa todo
la luz del sol se va alejando
el aire, hermoso frío
pasando sus dedos por los míos
que también vuelan, danzan
por última vez conmigo

el viento

la luz

las gaviotas

la tierra

el anís

el amor.

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