El hijo de la Maga ha muerto
pero ella no lo sabe,
ruega que guarden silencio
para que su bebecito descanse.
Esta frió, diez kilos de blanco frío
el suelo es una balsa que se hunde mojada
La maga trae café, al velorio de su hijito,
pero eso tampoco lo sabe.
Ridículo café, el único caliente,
diluido en preguntas/estúpidas/respuestas
Reconfortante café que el muertito jamas conocerá.
Muerto durmiendo sobre dos sillas enfrentadas
como dos continentes
como todos allí, creyéndose tan vivos pero muertos
como Rocamadour
como lo estará la Maga, la uruguaya cien veces violada
como lo estarán todos ellos algún día,
celebrando las palabras como pompas
que revientan sin hacer ruido
en el culito azul del finado.
Rocamadour, dulces sueños
tu muerte es la de ellos.
3 comentarios:
Alguien me hizo caso y se puso a leer Rayuela...
CAda palabra es tan deliciosa. No lo puedo creer. La estoy disfrutando al mejor estilo Lefer, la llevo a todos lados. Leo de a poco para qeu decanten los capitulos. La carta de la Maga a Rocamadour me dejo del orto. Tendremos que juntarnos para charlar del tema. Beso Pao!!
Es un libro exquisito, culinariamente exquisito, una novela gourmet te diría.
Cuando quieras nos juntamos y comparamos las partes marcadas... en el mío abundan.
Voy comprando el vino, vos hacé la picada y juntamos ambos libros
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