pintado a duras penas
sobre lienzo de escamas.
Una ronda de caníbales sin apetito
ofrendando el último muslo de la Tierra
a la Diosa de las Flores
para que baje y se lleve
en un remolino de pétalos
la tristeza de esos hombres
y la locura de sus colmillos.
Este re-verso
escrito con la pluma
de un Cóndor muerto.
2/02/2009
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